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Esta es la tercera entrega de la saga Hamptons de esta autora y pone un precioso broche final a una serie que me ha dejado muy buen sabor de boca. El libro cuenta la historia de Amanda, paisajista de profesión, y Brian, jefe de policía. Son personajes que han aparecido en los libros anteriores. Amanda me había despertado mucha curiosidad por varias escenas de los otros libros y en este todas las incógnitas quedan resueltas. Me ha parecido una historia preciosa que trata un tema de extrema sensibilidad y, como la propia autora comenta, muy presente en nuestra sociedad. Me ha encantado saber el porqué del comportamiento de Amanda y conocer su pasado, ha sido duro leer por todo lo que ha pasado, pero es un personaje con una evolución sorprendente y una fortaleza impactante. Brian es un encanto, un hombre con una enorme paciencia que sabe lo que quiere, aunque en un momento dado me dieron ganas de darle un cosqui. Es una novela muy bonita, que llega al corazón y que despierta muchas emociones. La autora ha sabido describir los sentimientos de la protagonista a la perfección y ha retratado una situación dura y difícil sin que llegue a ser escabrosa, pero reflejando la naturaleza de la misma y, lo que para mí ha sido más importante, mostrando que hay esperanza. Un libro muy recomendable, bien escrito y que no deja indiferente. |
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