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Siempre me sentí súper conectada con la escritura, crear historias es algo que me apasiona y es donde puedo expresarme, volcar mis sentimientos y todos los pensamientos que me rondan en la cabeza. También me gusta dibujar, no soy muy buena pero me fascina poder tener dubujados a mis personajes. En esta novela vemos algo parecido, Beatrix es una chica que dibuja cadáveres, ama la anatomía, de alguna manera siente la conexión cuando agarra su lápiz y comienza a trazar las líneas. Pero claro, cuando realmente se enfrenta a un cadáver en vivo y en directo tiene que lidiar con eso para ganar una beca que la ayudará a ir a la Universidad. Y todo se pone interesante cuando se cruza con Jack, un joven sin escrúpulos y que a partir de ese día parece perseguirla con mensajes grafiteados por la ciudad. Mensajes que ocultan mucho más de lo que aparentan. La conexión que ambos tienen con el arte me atravesó muchísimo y la historia nos va llevando por los motivos que cada uno tiene para meterse tan profundamente en lo que hacen. El amor que cada uno siente cuando tocan un lápiz o un spray. Me encantó como la autora explora las enfermedades mentales, la importancia que le da en esta novela. Es un tema que suele estar bastante invisibilizado o que pocos tocan. En este caso me gustó como fue hilando la historia con este tema y el mensaje que nos deja. |
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