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Es la segunda obra que leo de Benjamin y sigo amando su forma de escribir. Es poética pero a la vez te envuelve y te mete de lleno en la trama, conectas con lo que estás leyendo sin problemas. Esto último a veces me cuesta lograrlo cuando la pluma del autor es tan poética que termina pareciéndome pesada. Con Benjamin no me pasa. Sus personajes son reales. Tienen defectos y no siempre actúan de la mejor manera y eso hace que se sientan reales. . . Zach nos lleva por su historia de una manera que te hace sentir lo que él siente. Vamos descubriendo junto a él qué fue lo que pasó, ya que no recuerda cómo es que llegó al centro de rehabilitación en el que está. Lo acompañamos en su lucha contra el monstruo. Todos tenemos o tuvimos (si no es así ojalá nunca lo tengan) un monstruo que nos mantiene despiertos por las noches y no nos deja avanzar. Lo que el autor hace es enfrentarnos con esta realidad pero además demostrar que le podemos dar pelea. |
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