La única mujer

Hedy Lamarr fue una de las actrices más famosas de la época dorada del cine de hollywood y una gran belleza de la época. Sin embargo, fue también más que una cara bonita: nacida en Austria como Hedy Kiesler, fue una científica cuyo trabajo fue fundamental para desarrollar tecnologías de comunicación entre misiles y sentó las bases para lo que hoy es la conexión inalámbrica que permite el uso del internet y el wi-fi. Casada en la década de los treinta con un importante empresario austriaco dedicado a la fabricación y venta de armas, vio de cerca el avance del facismo y de los nacionalismos en Austria, Alemania e Italia y huyo de su país, más que por estas amenazas, por los crecientes celos y violencia de su marido. En Estados Unidos retoma su carrera como actriz y comienza sus investigaciones, con el propósito de contribuir a la guerra y luchar desde su trinchera.

Sin duda, la vida de Hedy fue fascinante pero, por desgracia, siento que el libro no le hace justicia. Creo que la narración es plana y, en consecuencia, no hay profundidad en los personajes. Todo se cuenta con cierto desapego y es justo eso, "se cuenta pero no se muestra." También siento que la historia se centra más en su vida en Europa, y descuida la segunda parte, que es la llegada de Lamarr a Estados Unidos y cómo obtuvo el conocimiento para sus investigaciones científicas. Por ejemplo, la novela jamás menciona que Lamarr estuvo a punto de ingresar a la escuela de ingeniería antes de decidirse por el arte, lo cual explicaría su interés y desarrollo científico. En ese sentido, siento que la autora menciona los aspectos interesantes de la vida de Hedy pero no ahonda en ellos, desperdiciando la oportunidad de construir una novela mucho más rica y entrañable.