En Valeria y blanco y negro me enfadé con Víctor por su actitud. Esta vez, en numerosas ocasiones me cae mal Valeria. No me parece normal que lo que tan mal y culpable le hacía sentir (engañar a su marido) sea lo más normal del mundo dos años después. ¡Y con el mismo hombre! Además, no me parece justo el trato que le da a Bruno, que apuesta por la pareja y confía en ella. También le bajo la nota a esta novela porque, a pesar de que me gusta cómo termina, me parece surrealista que Valera se vaya un fin de semana entero con su amante y no se sepa del novio ni un día. ¿No la llama o le escribe? Elísabet deja abandonado el personaje de Bruno durante gran parte del libro y no me resulta muy creíble.