Una figura en las sombras

Es la segunda parte del clásico de suspense juvenil “La casa del Reloj en la pared”. Publicado por primera vez en 1975, el autor vuelve a introducirnos en una aventura de fantasía gótica, divertida, que sin duda gustará a todo lector que disfruta con historias de magia y espíritus malignos.

Nos volvemos a reencontrar con Lewis Barnavelt, que lleva ya un año viviendo con su tío Jonathan y su vecina, la señora Zimmermann, ambos magos, en el pequeño pueblo de New Zebedee. Lewis sigue intentando aprender magia, aunque aún no es que se le dé muy bien.

Nuestro protagonista sigue teniendo una personalidad que le hace poner mucho coraje al empezar algo, pero que con cada metedura de pata va perdiendo, y, al final siempre tiene que ser rescatado. Sigue siendo ese niño inocente, gordito y asustadizo, inseguro y vulnerable, lo que hace que sea presa fácil para los abusones de la escuela.
En este libro será su amiga Rose Rita, una compañera de la escuela con la que comparte aficiones, tiempo y secretos, quien le rescate en múltiples ocasiones y le defienda.

Un día, su tío Jonathan le abrirá el baúl del abuelo Bernavelt, donde encontrarán una vieja moneda, perteneciente a la Guerra de Secesión, que se supone es un amuleto. Pero lo que no sabe es que esa moneda que se convertirá en la última esperanza de victoria para él, también será su enemigo más peligroso.  al poco de que Lewis decida quedársela, empiezan a producirse sucesos extraños. ¿qué fuerza ha despertado que escapa totalmente a su control?

Como en el libro anterior, me gusta como el autor logra crear un ambiente oscuro, lleno de sombras, casi tenebroso, dentro de una trama donde consigue mezclar la tensión y el misterio con sentimientos como la amistad y la lealtad.

Con una narración sencilla el autor te atrapa como lector dentro de la historia y te transporta a un mundo donde se reúnen magos, brujas y hechizos. Te hace visualizar los escenarios a través de los ojos de un niño consiguiendo transportarnos a ese tiempo, la niñez, donde la fantasía y la magia tienen cabida.

A pesar de ser un libro cortito y de la sencillez de su trama, la historia me enganchó y me lo leí en una tarde. Creo que es perfecto para intercalar entre otras lecturas.