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Los chicos de mi juventud es una colección de relatos autoficcionales escritos, de manera casi burlona, en presente. Así, en la escritura de Beard, las manecillas del reloj comienzan a girar en sentido contrario y la lectora se precipita por su propia cronología hasta igualar su edad a la de la autora y hasta que las escenas que se le están narrando comienzan a desfilar por delante de sus ojos como si las estuviera viviendo. Por ello, me parece una maravillosa metáfora de la cotidianidad de nuestras vidas y un ejercicio narrativo capaz de convertir lo fugaz en eterno. El objetivo de Jo Ann Beard queda claro tras girar la última página de estas memorias: la autora hace partícipe a la lectora del final de la juventud y la transporta a aquella época como si nunca antes hubiera pasado por ella. Y para conseguirlo, relato tras relato, se nos presenta en todas sus facetas: como hija, prima, amiga, compañera, esposa y divorciada, una mujer empoderada. Pero hace más, y es que se dirige a la lectora en calidad de amiga, como si de una conversación íntima y repleta de confesiones se tratara. La capacidad de Beard para capturar sentimientos, personalidades y relaciones y plasmarlos tan bellamente sobre el papel es indiscutible. Ella escribe lo que muchas de nosotras hemos intentado hacer, es decir, nuestra historia, y, al hacerlo, le confiere un carácter universal que nos ahorrará a las escritoras wannabe las horas y horas de intentos fallidos. |
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