Arcadia

La humanidad se divide en dos: quienes se conocen a sí mismos y el resto.

Tengo quince años y quiero morir, pero no sin antes ser amada, no sin que un pulgar se haya posado en mi pómulo.

Para mentir es preciso despreciar a la otra persona [...]

Los espejos no solo contribuyen a nuestro sufrimiento psíquico, sino que además no entiendo qué tratáis de aprender o de comprobar en ellos. Los espejos no pueden enseñarnos nada, ¡nada!, aunque solo sea por el hecho de que poseen una realidad geométrica propia.

Hay que estar muerto antes de entrar en guerra.

[...] me gustaría que algún día alguien me explicara por qué la gente se tortura tanto con su aspecto físico en lugar de sentirse a gusto con lo que la naturaleza les ha dado

¿Pero qué le pasa a la gente o a casi toda la gente, por qué idolatran los objetos y les prodigan más cuidados y atenciones que a los seres humanos?

[...] el mundo va precisamente del revés por no haber comprendido que bastaría con amar, con ser algo atento y benévolo, con prodigar allá donde sea posible la fuerza irresistible del deseo y acabar así de una vez por todas con la barbarie.