Mis amigas se compran casas

Irse para encontrarse. Para buscarse, al menos. Tratar de dejar atrás el límite, los límites, el exceso de límites que, en ocasiones, nos ahogan. Las líneas que más cuesta cruzar son las imaginarias. La frontera entre quién fuimos y quién somos. Tal vez, el miedo, la inquietud, acerca de quién seremos.

Mis amigas se compran casas (Maclein y Parker, 2023), de María Bautista es una colección de doce historias acerca de las cicatrices que deja la emigración. Todos ellos protagonizados por mujeres, lo que acentúa la herida. Desde aquellas que llegan de África en patera, a las que aterrizan en España, desde países latinoamericanos, para cuidar a nuestros mayores. No sé olvida de las mujeres con peor situación económica, dentro de la Unión Europea, que también se ven obligadas a dejar sus vidas para adaptarse a otros países europeos con una economía más potente. Algunas que se quedan y otras, que, haciendo uso del "desexilio", acuñado por Benedetti, regresan un día a una realidad que tampoco les pertenece.

La nostalgia invade cada rincón. Incluso aquellos más atrevidos en lo formal, que juegan con la puntuación, para transmitir la desesperación ante el clima berlinés. O los que poseen un tono autobiográfico, inspirados, probablemente, en las propias vivencias de la autora, quien emigró en 2013 a la ciudad de Berlín.

Un libro para que no olvidemos la situación en la que vivimos ni minusvaloremos el valor del que se va. Porque, en ocasiones, lo difícil es marcharse.
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