Dientes de leche

Hay libros que sorprenden, ya sea por la idea que tienes sobre ellos o por esas capas subterráneas que te van calando. Este ha sido el caso de «Dientes de Leche».

Creo que a estas alturas me repito si digo que lo que más me gusta del terror es aprovechar ese terreno en el que todo vale para exponer problemáticas sociales de las que nos da miedo hablar. Y de ese recurso se vale esta antología, de la que no me esperaba que me diese tanto para reflexionar. Porque sí, si lo que queréis es una buena dosis de niños que dan mal rollo aquí la obtendréis, pero lo que prima es el sentimiento de preocupación ante lo mucho que menospreciamos a la infancia. de lo poco que tenemos cuidado con ellos y de lo mucho que nuestras acciones influyen en las suyas.

Lana Bastašić se vale de una pluma directa, despiadada y sin tapujos para mostrarnos la visión de los niños que protagonizan estas historias. La diferencia es que nosotros captamos matices que ellos no captan, lo cual da verdadero terror. O al contrario, pues casi da más miedo ver cómo en algunas de estas historias los protagonistas sí que captan hechos que a sus edades no deberían ni conocer. Escenas con valor de shock hay, como en todo buen producto de terror, pero no son gratuitas. Cuentan historias inquietantes en las que prima una sensación de tensión constante. Puro terror psicológico.

Es uno de esos libros que recomiendo pero que advierto que contiene escenas un poco fuertes que pueden herir sensibilidades. No es de lo más fuerte con lo que me he topado, pero tampoco son relatos que dejen indiferente.

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