No es fácil ser pequeño en un mundo de adultos, y este libro lo narra a la perfección. Lana nos muestra un conjunto de relatos que nos acercan a la realidad incómoda que viven muchos niños, ellos son los protagonistas, y desde su visión vamos a comprobar que la infancia perfecta y romántica, muchas veces queda lejos de la realidad. Cuentos breves, cautivadores, llenos de miseria y ausencia. Realidad que convierte a estos niños en observadores silenciosos y excelentes narradores de sus emociones y vivencias. En este libro nos encontramos con personajes valientes y decididos, con un lenguaje radical y directo, sin vueltas, donde se puede ver que para crecer primero hay que saber enfrentarse a la cara oscura de la vida. Leer a Lana es enfrentarse a la cara menos amable de las personas, pero fue una grata sorpresa para mí este libro, siempre es interesante y sumamente poderoso ver ciertas realidades, desde la visión de los niños. |