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Un hermoso clásico de la literatura, que, aunque parezca un cuento para niños, al ser estos sus protagonistas y por su alta dosis de maravillas imaginativas propias de esta etapa de la vida, encontramos en el un gran número de reflexiones de vida muy ajustadas a la época en la que fue escrito, pero a pesar de ello siguen teniendo vigencia. La perdida de la inocencia y la simpleza del ensueño, de la capacidad de sorprendernos que conlleva el crecimiento del cuerpo y las rutinas mentales, son los elementos a los que el protagonista le huye durante toda la historia, ya que le producen el único miedo que es capaz de sentir, el miedo que aunque el autor y el síndrome que lleva el nombre de Peter lo especifican como “miedo a crecer” es mucho más un temor a dejar de soñar, a no poder volver lograr que su mente lo lleve a volar. Propio de las novelas de esta época, a pesar de estar enfocada en los niños, no deja de tocar temas fuertes como la venganza, la muerte, el abandono sin miedo y sin pudor aunque con una escritura suelta y cercana que logran hacer que se asuman con mucha naturalidad, al igual que cuando el autor rompe la narrativa involucrando al lector directamente con preguntas reflexivas o que podrían cambiar los destinos de los protagonistas de la obra. |
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