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En una ciudad imaginaria (Quinnipak) Baricco sitúa una colección de personajes singulares y pintorescos. Desde el señor Rail, dueño de la fábrica de cristal y su mujer Jun; el músico inventor Pekkish con la viuda Pegg que no es Pegg ni viuda pero prefirió inventarse un pasado por falta de fe en el futuro; Penth, el huérfano que encontraron a la puerta de una iglesia envuelto en una chaqueta de hombre, que señalará su futuro; Mormy, el misterioso hijo del señor Rail, Héctor Horeau, arquitecto de espacios cristalinos y luminosos para poder escapar de sus miedos propios y un grupo de seres oscuros y vencidos por la personal inercia de sus anodinas vidas. Baricco ha vuelto a crear su universo particular donde dar rienda suelta a sus caprichos creativos y poder combinar lo poético con lo mundano, lo bello y lo vulgar, los sentimientos puros y los instintos salvajes. Es un libro poco recomendable pero sólo en el sentido de que se que le gustará a un grupo importante de lectores como decepcionará a buena parte de ellos. A mi personalmente ha vuelto a convencerme, ha conseguido que sueñe, que me ría, que me plantee ciertas situaciones y que incluso dude del resultado final pero todo ello con la sensación de haber disfrutado de un trabajo especial, que invita a soñar y reflexionar en universos paralelos que tampoco nos quedan tan lejos, perfectamente reconocibles en algunas situaciones. |
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