Una hora de fervor

Último libro de la autora francesa que se hizo bastante famosa con su libro “La elegancia del erizo”, protagonizado por una niña y una señora que habitan en el mismo edificio en París y comparten su amor por las cosas pequeñas.

En esta ocasión la autora nos sitúa en la ciudad de Kioto y el protagonista es Haru, un marchante de arte de gran éxito, no solo en su trabajo sino también con las mujeres. Habituado a los encuentros fugaces con todo tipo de amantes, durante una semana comparte cama con una francesa y sus encuentros consiguen descolocarle por completo, su misterio va in crescendo hasta que desaparece para volver a aparecer tiempo después de modo fugaz y confesarle que espera un hijo suyo pero no le permite conocerlo bajo la amenaza de quitarse la vida si lo intenta.

Desde que se sabe padre de una niña, la vida de Haru cambia en buena medida, no por lo que muestra a las personas de su entorno, sino por lo que siente por dentro. le gustaría poder conocerla y pasar tiempo con ella, pero debido al miedo a la amenaza de la francesa se conformará con seguir su vida a través de las fotos e informes de un detective privado que contrata. al mismo tiempo Haru continúa con su trabajo y la intensa vida nocturna junto a sus amigos en las fiestas que montan cada noche en sus casas, repletas de famosos que visitan la ciudad por determinados motivos y encuentros de lo más especiales.

A pesar de llevar una existencia aparentemente feliz, el drama y la tristeza son algo omnipresente, en cualquier momento una muerte o una enfermedad pueden cambiar el curso de sus relaciones. Por suerte su grupo de amigos, compuesto por personas muy diferentes, hace las veces de familia y consiguen apoyarse mutuamente incluso ante las situaciones más complicadas.

Se trata de un libro muy poético, diría incluso que etéreo, de cuyas páginas transpira un halo muy japonés en el sentido de narrar lo inenarrable, aquello que tan solo puede percibirse, pero, al mismo tiempo, parece ser la visión que un extranjero podría tener de lo japonés, elegante y sobrio. Si bien no me ha convencido del todo, ha resultado ser una lectura curiosa.