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Novela negra española ambientada en las rías de Aurosa la cuál cierra mi año lector. Una adolescente desaparece en Cruces, un pueblo con arraigadas creencias tanto religiosas como supersticiones populares, aparte de corrupción y actividades ilícitas. Esta desaparición tiene muchas similitudes con un antiguo caso de hace treinta años, casualmente relacionado con un familiar de la protagonista, la jueza Elena. Nuestra Señoría toma labores detectivescas y se embarca en una trama compleja, un secreto familiar y un diario que une las tres generaciones que aparecen en la historia. Existen multitud de personajes y algunos estando presentes en todas las líneas temporales de la trama. Personajes muy bien definidos y donde distinguimos las distintas clases sociales y sus distanciamientos entre ellas. Si bien las cien primeras páginas no conseguían centrarme en la historia, una vez pasadas y gracias al diario, todo se asentó y causó en mí la necesidad de seguir leyendo. Ya me había enganchado, ¡y de qué manera!. La historia cuenta con un gran final que pone broche de oro a esta novela de misterio que se ha ido viniendo a más, página a página. |
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