Acompañamos en un viaje trepidante a nuestro prota, Thomas Senlin, un recto y aburrido director de escuela, en la búsqueda de su mujer, al perderla durante su luna de miel a La Torre de Babel. El planteamiento de la Torre me ha encantado, el tener que ir superando niveles para seguir subiendo, cada circunreino con sus retos y sus particularidades. Cada persona con la que interactúa Thomas durante su búsqueda y le acompañan a lo largo del viaje, me han parecido personajes muy bien construidos, cada uno con su propia historia que te van desvelando a lo largo del libro. Una de las cosas que más me han gustado es la evolución de Senlin, que al principio del libro da la impresión de ser un pobre e inocente desgraciado al que solo le suceden cosas malas, y que tiene que ir abriendo los ojos y luchar a contracorriente, mientras pierde esa inocencia que le caracteriza al principio. Me ha sorprendido su paciencia y su perseverancia para conseguir sus objetivos a lo largo del tiempo. La primera parte del libro se me hizo ágil y muy entretenida, me metió de lleno en la historia y no podía parar de leer. Y el final de esta primera parte me dejó boquiabierta e intentando procesar lo que había leído. La segunda parte se me hizo algo más lenta y tediosa, y me costó un poco más leérmela. Y por último la última parte me tuvo en vilo, sufriendo y deseando que todo saliera bien. La tensión mantenida durante todo el final me hizo engancharme y no poder dejar el libro hasta terminarlo. En resumen, es un libro al que le tenía muchas ganas y no me ha decepcionado, al revés me ha sorprendió gratamente y estoy deseando leer la tetralogía completa y seguir explorando la Torre de Babel. |