Vivir en los márgenes y cortar lazos con la sociedad no es una elección sino una dura realidad a la que la protagonista y narradora de Ocaso y fascinación se ve arrojada por la propia inercia de un mundo donde un título universitario se convierte en un accesorio inútil y tener trabajo no garantiza poder pagar una vivienda. El pasado de esta joven se resume en escuetas líneas -alguna vez hubo abundancia, amigos, seguramente una familia- que más que una invitación a imaginar su vida, clausuran la posibilidad de mirar atrás. Sin memoria ni nombre, la desnudez de este personaje acentúa su carácter de desposeída y la ancla en un presente a la intemperie donde a lo único que se aspira es a no ser, a «dejar de existir sin morirme». La narradora Eva Baltasar expresa el desamparo, el miedo y el vértigo de la caída en desgracia en una ciudad que «fabrica solitarios y los obliga a convivir».
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