Simplemente mágico

Trata de engañarnos con esa portada ardiente, pero nada más lejos de la realidad. Un romance sumamente clásico, al estilo de Jane Austen y las series de la BBC. Modales exquisitos, paseos por la campiña inglesa, tardes de té y veladas entre familias vecinas.

Todo se rige por una etiqueta elitista y proteccionista, aunque priman las conexiones familiares y las relaciones amistosas. Por ello se cruzan los caminos del vizconde de Whitleaf y la maestra de escuela Susanna Osbourne. Resulta gracioso que al principio el afable y guapo vizconde le caiga mal a la maestra. Claro que hay un drama soterrado que marca la relación fortuita entre dos personas de tan dispar clase social.

La lectura es parsimoniosa, bucólica. Conocemos al detalle el paisaje, las costumbres y las invitaciones entre gentiles damas y caballeros, mientras se desarrolla la amistad respetuosa entre Susanna y Peter. Me ha llenado de contento y paz porque necesitaba esta clase de historia tan ceremoniosa y con un lenguaje educado. Ella es una mujer práctica, con un pasado duro y un presente dedicado al deber. No se deja llevar por romanticismos y la tendencia inofensiva al flirteo, además de su superficialidad, del vizconde.

De ahí nacerá un reto mutuo que los cambia imperceptiblemente al principio hasta que los secretos del pasado y las decisiones del presente se cruzan en un final de profundas emociones y bellos sentimientos.

Qué inglés y qué bonito ha sido todo.
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