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Tenía muy pendiente este libro desde hace tiempo y me alegro mucho de decidirme a leerlo porque lo disfruté mucho. Me pareció una historia ligerita, entretenida y romántica. Frances y Lucius se conocen por casualidad cuando ambos van en camino a distintos destinos pero una tormenta de nieve les impide seguir y se terminan alojando en una casa únicamente acompañados de sus respectivos cocheros, así que, al no tener sirvientes para atenderlos terminan haciendo ellos mismos lo que necesitan mientras permanecen allí. Para ella es una sorpresa cocinar algo elaborado para otra persona y para él es todo un acontecimiento que tenga que lavar platos, cortar leña y ayudar en la cocina, así que, a pesar de la situación descubren que esos días juntos son toda una aventura y se sienten contentos en esa casita alejados de todos y conociendo al otro. Me gustó el breve tiempo que compartieron, a pesar de iniciar su relación con disputas constantes, ambos van cediendo y logran llevarse bien con el otro, haciendo cosas a las que no están acostumbrados, teniendo una competencia de muñecos de nieve y llega un momento en el que la atracción entre ellos los lleva a compartir una noche de pasión que resulta satisfactoria para ambos, sin embargo, su tiempo juntos termina cuando la nieve despeja el camino y deben regresar a sus respectivas vidas. Ella por su parte como maestra en un colegio para niñas y él como Vizconde Sinclair en su búsqueda de esposa para cumplir con una promesa hecha a su abuelo. Me pareció bonito ver como el destino logra que después de alejarse, se reencuentren y Lucius decida que la quiere junto a él, así que, lucha por convencerla de que estar juntos es lo mejor para ambos, sin embargo, Frances esconde un pasado complicado que la hace pensar que no puede ir a Londres con él, ni aspirar a estar junto a él. La historia se va volando, yo me lo leí en un día. Frances y Lucius me llegaban a frustrar en ciertos momentos pero en general me gustaron y disfruté mucho al conocer su historia y ver su amor. |
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