El deseo eterno

Estamos ante una novela negra que nos presenta un descarnado retrato de la sociedad. Es dura, muy dura. En ella podemos ver reflejados episodios que todos conocemos a través de los medios como son las violaciones en manada y el uso de la burundanga. Aún así no es una novela de hechos reales sino basada en ellos.

Frente a esta atrocidad nos encontramos con la justicia, que en este caso es ciega, sorda y muda y como reza la sinopsis absuelve a los culpables. Es a partir de ese momento cuando arranca la novela absorbiéndonos y lanzándonos sin piedad a un mundo de violencia y machismo extremos aderezado además por un violentísimo deseo de venganza.

La novela está muy bien escrita, estructurada y resuelta y entiendo perfectamente la denuncia que los autores quieren hacer con ella, pero para mí, la violencia y el lenguaje empleados son excesivos muy pero que muy excesivos. Hay una escena en concreto que, aunque no os voy a describir por no caer en un spoiler, no pude ni siquiera leer. Cuando comencé a leer esos párrafos los tuve que saltar. Y por supuesto soy consciente de que desgraciadamente esas cosas pasan y hay que denunciarlas, pero afirmo con rotundidad que esta novela no ha sido para mí. Cuando se mezclan abusos y bebés ni quiero ni puedo leerlo. No exagero nada si os digo que he tenido pesadillas, como ya lo he comentado con algunas personas.

El final, impactante como pocos desde luego. Solo os diré que la venganza nunca es buena consejera y menos si involucra a personas que no tienen ninguna culpa.

Si os gustan este tipo de novelas tan duras y a la vez tan realistas seguro que os gustará. Pero para mí no ha sido.
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