La Entreplanta

¿Podría decirse que esta es una novela con argumento? Tengo mis dudas.

Todo transcurre en el plazo aproximado de una hora, la hora del almuerzo de Howie, que trabaja en una oficina situada en la entreplanta de un edificio. El protagonista aprovecha ese tiempo no solo para comer, sino también para comprar un par de cordones, puesto que en pocas horas se le han roto los de los dos zapatos.

Esa rotura de los cordones es la desencadenante de este libro, que podría considerarse un tratado sobre lo que nos rodea en nuestra vida cotidiana y sus cambios. Howie pone una lupa muy potente sobre multitud de elementos que forman parte de nuestro día a día, los analiza detalladamente, habla sobre cómo los humanos los van transformando (supuestamente a mejor): desde las escaleras mecánicas que unen el vestíbulo y la entreplanta, hasta la evolución de los recipientes contenedores de leche (de la botella al tetrabrik), pasando por las pajitas para los refrescos, la forma de ponerse los calcetines, las grapadoras, los pomos de las puertas (que su padre utilizaba como perchas para las corbatas) o las cubiteras.

Muy meritoria la labor del autor creando a este personaje neurótico (si queda alguna duda sobre que lo sea, casi al final del libro hay una prueba clarísima), así como la escritura con un lenguaje rico y en ocasiones dotado de humor. La novela está cargada de pies de página que te hacen parar y bucear en el mar de las profundas reflexiones del protagonista (que hasta trata de averiguar cómo se produce el desgaste de los cordones).

Cuenta Ce Santiago en el epílogo que su cerebro terminó con agujetas durante la traducción de la novela. No me extraña nada: ha hecho con el lenguaje un trabajo tan minucioso como los análisis de Howie.

Una novela entretenida, desenfadada y que te cambia la visión del entorno.