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Sin duda alguna, estos recuerdos de su infancia que comparte el autor con nosotros son abrumadores. Él, el más pequeño de cuatro hermanos, deberá de cruzar la frontera con Italia junto con uno de sus hermanos, para poder sobrevivir a la persecución nazi contra los judíos. Pero siempre hay esperanza, y este libro está plagada de ella. En él, aparecen muchas personas que ayudaron y salvaron en más de una ocasión a los dos hermanos: gente desinteresada, da igual su religión o precedencia, que no podía permitir que se llevaran a estos niños a un campo de concentración. La historia de Joffo es dura, pero como digo, tiene un final feliz. Un final que miles de judíos no tuvieron, y, aunque es triste recordarlo, también está bien el leer historias bonitas, en la que aparece más buena que mala gente. Me ha llamado mucho la atención que fueron varios los párrocos cristianos que ayudaron a los dos hermanos a salir de más de un apuro, porque indica que da igual tu religión, puedes ser buena o mala persona. Al final, al ser una historia contada por un niño y a través de los recuerdos de un niño, no deja de tener ese toque de esperanza que tiñe todo de colores, y es por esto que la narración resulta diferente a otras hasta ahora. Seguramente la novela de Joffo sea una maravilla, viendo lo que han hecho Kris y Vincent Baily en este cómic. Si me cruzo con ella, le daré una oportunidad, porque debe de ser una lectura preciosa, aunque con tintes tristes por tratarse del tema de un conflicto bélico como aquel. |
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