Quien esté libre de culpa

Abigail desaparece una noche de fiesta en su pequeño pueblo, Whistling Ridge, en Colorado. Su amiga Emma es la única que indaga entre sus habitantes para descubrir qué le ha pasado.
Y así, con la desaparición en un segundo plano, vamos conociendo los entresijos y las relaciones de las personas más cercanas a Abigail. Descubriendo que no todos son tan inocentes como aparentan y desgranando a una familia que está bajo el yugo de un dictador, adolescentes que coquetean con las drogas, fervor religioso, homofobia, racismo y la perenne sensación de querer alejarse de todo eso lo antes posible.
Iremos descubriendo a la par que Emma, que su amiga no era tan idílica como se mostraba y dudaremos constantemente si se marchó por su propia voluntad o le pasó algo malo.

Para ser una novela debut me ha gustado bastante el ritmo y el tipo de narración, me ha mantenido entretenida y aunque sospechaba quién pudiera estar detrás de la desaparición, nunca adiviné el motivo.
Hay un personaje que tiene un comportamiento en concreto que no entendí (aullidos y cosas sin sentido), no sé si la autora quería transmitir que estaba realmente tocado de la cabeza, pero esas explicaciones no supe cómo encajarlas.
Por lo demás, un drama muy disfrutable y una lectura ligera que te amenizará las tardes de agosto.