Hotel silencio

Este libro es la propuesta de mayo de Bookish, una caja literaria de suscripción mensual a quien tengo que dar las gracias una vez más por descubrirme un libro que, aún días después de haberlo terminado, sigue resonando en mi cabeza. Antes de su lectura decidí indagar en algunas reseñas que otros lectores habían publicado, y muchas personas coincidían en que no era muy realista viajar con un equipaje tan mínimo y una caja de herramientas. Ahora, después de haberme empapado con su lectura, puedo decir que creo que eso es quedarse en la superficie del libro, y a mi parecer es un error, porque este libro va mucho más allá. Es una historia llena de metáforas y alegorías, por lo que considero que es necesario hacer un análisis más profundo.

Jónas es un hombre de cuarenta y nueve años, que tras sufrir varios desengaños en la vida toma la decisión de suicidarse. Para ello, decide emprender un viaje a un país devastado por la guerra con el único equipaje de una caja de herramientas. Todo esto sucede mientras Jónas lee pasajes de los diarios que escribió siendo un adolescente, y cuyo contenido le ayuda a reflexionar sobre las decisiones que tomó siendo joven.
Una de las cosas que más me llamó la atención de este libro es que la autora se recrea en la descripción de momentos y sucesos de la vida cotidiana del protagonista, de su día a día, y lo hace con tal maestría que es imposible que resulte aburrido. Esto es lo que se conoce como Costumbrismo Literario, un movimiento que surgió en el siglo XIX y que tiene como característica la manifestación de actos cotidianos. Otra cosa que también me gustaría destacar es que en ningún momento se nombra el país al que viaja Jónas, y es que tal y como yo lo he entendido, no se trata de un lugar físico en sí, sino que más bien haría referencia al mundo interior del protagonista. Digamos que sería un viaje hacia el estado psicológico en el que se encuentra Jónas, que está devastado y asolado al igual que el país en guerra. de esta manera, la caja de herramientas simbolizaría su parte más racional y lo único a lo que puede sostenerse, para no perderse por completo. Aunque es una lectura corta (177 páginas), se hace necesario parar cada poco tiempo para reflexionar sobre lo que se está leyendo. Es imprescindible leer entre líneas.

El nombre de cada capítulo hace referencia a poemas, escritos y canciones de diferentes autores, lo que lo convierte en un libro muy original. La única pega que puedo ponerle es que hasta la última página no se sabe a quién hace referencia el nombre de cada capítulo. Hubiese sido más acertado poner esta información en el pie de página para que fuese más fácil detectarla, porque creo que puede generar confusión y es fácil acreditar a la autora frases que no son suyas.

En cuanto a los personajes, creo que es muy fácil empatizar con ellos, sobretodo con Jónas, pues en mayor o menor medida todos nos hemos sentido perdidos alguna vez. Recomiendo no perder de vista al vecino del protagonista, Svanur, pues sus diálogos, o más bien monólogos, con Jónas son fundamentales.

Reconozco que quizás no sea un libro para todos los gustos, pero si buscas una lectura con la que reflexionar y emocionarte, esta es una gran propuesta. Sin duda es un libro que te llega al alma, de esos que perduran días, semanas y meses en tu cabeza.
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