Un país bañado en sangre: Fotografías de Spencer Ostrander

El debate de las arm4s es uno de los temas más candentes en la sociedad estadounidense. Muchos las defienden como un derecho constitucional, otros están totalmente en contra, algunos están a favor con algunos peros, etc. Pero tras 250 años de historia en el país no se ha llegado aún a ningún consenso sobre el tema, y en este breve pero conciso ensayo Paul Auster arrojará cifras escalofriantes que solo nos harán preguntarnos por qué es tan diferente Estados Unidos y que lo convierte en el país más violento de occidente.

En apenas 200 páginas, Auster hará un breve recorrido por la historia de Estados Unidos, desde la Independencia, pasando por la Guerra de Secesión hasta llegar a la actualidad, analizando el uso e impacto que las arm4s han tenido en cada momento y de como siempre han sido un tema en el que las leyes han escurrido el bulto o solo se han postulado a su favor, haciendo, por ejemplo, que la ANR (Asociación Nacional del Rifl3) pasara de ser una simple asociación a convertirse en uno de los grupos de presión más importantes e influyentes en el panorama político nacional del país.

En este libro el autor deja claro que no está a favor del uso de arm4s, pero que prohibirlas tampoco sería la solución ideal, ya que cuando se promulgó la Ley Seca, los años 20 estuvieron plagados de revueltas en la calles, locales clandestinos, fabricación casera de alcohol que acarreó graves problemas de salud, y un gran contrabando de alcohol importado. Y si ya hay debate en el uso de las arm4s, prohibirlas podría desencadenar un mercado clandestino aún mayor del que ya existe e inimaginables consecuencias para la sociedad estadounidense.

Lo que se necesita, según Auster, es una legislación sin fisuras, clara y concisa, sobre el uso, posesión y tráfico legal de arm4s en el país. Pero como le decía su madre siempre que intentaba arreglar el mundo: “Sigue soñando, Paul”. Y es muy triste que una sociedad civilizada y pacífica parezca que solo pueda existir en sueños.


El ensayo está acompañado por las “fotografías del silencio” (según Auster) de Spencer Ostrander, que recorrió durante años Estados Unidos fotografiando los emplazamientos de treinta tir0t3os masivos, sin fotografiar a a ninguna persona ni dejarse ver ninguna indicio de un arm4. Imágenes que hablan por sí solas, transmiten dolor y rabia, y que se han convertido en lápidas del color colectivo, en palabras del propio Paul.