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La historia en sí no me ha gustado, además hay ciertos momentos que a mi modo de ver aportan poco a la trama principal, claro que por otra parte se trata de lo que sucede en la vida de una persona por lo tanto cualquier parte puede ser importante. Pero con tanta incertidumbre nunca llegas a formarte una idea clara de lo que está pasando ni a donde quiere llegar realmente el escritor. Es el lector quien deberá posicionarse, ya que te ofrece distintas versiones, o simplemente permanecer como mero espectador sin implicarte en lo que allí se cuenta, aunque me parece harto complicado. Me he imaginado la novela como un reflejo de la mente de un escritor, llena de historias conectadas que en ocasiones encuentran su camino, pero que a veces se cruzan con otras y ya no son lo que en principio se pensaba, o que no sabes muy bien donde te llevarán hasta que no llegues a la última página. Es esa idea de crear una historia, combinando lo real y lo ficticio, esa capacidad que tienen los escritores de crear personajes, de hacer cómplice al lector, lo que subyace en este texto. También el título de la novela tiene su razón de ser, pues en cada persona hay una parte oculta, misteriosa, “invisible” que no se suele compartir, por lo que es necesario ahondar, indagar para descubrir el conjunto y no quedarse con lo que se ve en la superficie. He disfrutado con el estilo del escritor, como ha dividido la historia, y ha puesto cada parte en el lugar que correspondía, y con un final que da otro giro interesante y puede que incluso cambie la perspectiva de lo que pensabas o te afiance en tus conclusiones. Como ya he dicho, ha sido una lectura que no me ha convencido por lo que se cuenta en ella aunque si me ha gustado como lo relata Paul Auster. Las palabras utilizadas, su forma de expresarse, y sobre todo la estructura que utiliza, la novela dentro de otra novela, la vida real que se cruza con la imaginaria y todo ese mundo interior de un personaje bastante particular como es Adam Walker, sin olvidarnos del enigmático Rudolf Born. A pesar del sabor agridulce le daré otra oportunidad a Paul Auster pues es un disfrute perderse entre sus palabras. |
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