“Samael” es una novela entretenida, pero con una profundidad que es el propio lector el que debe sacarla a la superficie. Roberto no plantea si el protagonista es villano o héroe, si el sistema es bueno o malo. Más bien es como si esperase que el lector saque sus conclusiones. No te da todo el trabajo masticado, pero sí la suficiente información como para meditar en lo que significa «el fin justifica los medios».
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