Todas las veces que se te acelera el corazón.

Qué ganas tenía de leer algo nuevo de Carmen Arteaga y, como siempre, no me ha decepcionado. Una historia intensa, como las que ella nos tiene acostumbradas, pero con un toque de drama que va más allá y que, aunque la autora te hace “spoiler” desde el principio no hace que duela menos.

He adorado a todos y cada uno de los personajes de este libro, a todos, con sus más y sus menos, con sus aristas, sus defectos y sus, muchas, virtudes. Juntos crean un conjunto perfecto y cada uno aporta el toque necesario en cada momento.

Pese a que es un libro que a ratos es duro, dentro de la tristeza siempre ves el rayo de luz, la esperanza, la salida y de algo que te rompe acabas riéndote. Esa es la magia que hace Carmen con sus palabras. Un carrusel de sentimientos que me han dejado las emociones a flor de piel.

Hace un par de días que lo acabé, el domingo, y hasta hoy miércoles no he podido sentarme a escribir sobre esta historia. Son de las que se van a quedar conmigo para siempre, sin duda.

Una historia valiente, fuerte y preciosa que te remueve todo por dentro y que te hace ver que la vida hay que vivirla a tope, siempre y que, y cito a la autora siempre hay grietas de luz colándose en la oscuridad.