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A pesar de ver como avanzaba la trama y esperar desde el comienzo, un desarrollo mucho más ambicioso de lo que esa escena en la piscina anunciaba, al acabar el libro, me quedé sin palabras. La última obra de Joana Arteaga tiene todo lo que una buena historia necesita para enganchar y sobre todo, quedar para siempre en mi memoria. Si en el primer capítulo creemos encontrarnos ante el relato de las vivencias de un grupo de pijos millonarios, prácticamente perfectos y sin otro problema en sus vidas, que decidir donde desayunar, que ropa ponerse y a quien criticar; nuestra opinión cambia desde el mismo momento en que Ewan y Skye impactan como dos mercancías. Skye, en apariencia frívola y despreocupada, solo necesita ver hundida a la persona más importante de su vida, para darse cuenta de lo que de verdad importa, para hacerle incluso olvidar momentaneamente, que el que creía que iba a ser su día más deseado, va a ser de otra. Para su desesperación, le toca “trabajar” codo con codo, con ese “maldito highlander”, el que ha venido a hundirles según cree ella y al que no soporta ni en pintura. Gracias a ello, nos encontramos con unos diálogos cínicos, divertidos en ocasiones, muy serios en otras y que llevan a unos pensamientos que nada tienen que ver, con lo que cada uno pretende mostrar al mundo. Ewan, en apariencia prepotente, tanto por su carácter escocés, como por ese físico prodigioso, es todo lo contrario a lo que aparenta. Con una infancia que nadie en su sano juicio desearía para un niño, junto a un padre déspota, manipulador y despectivo, más pendiente de su venganza personal y de crear un imperio al precio que sea, que de educar a un niño; y una madre enferma, que es su único consuelo y su único apoyo y a la postre, la que consigue salvarlo. Y dos pares de ojos, unos verdes como el mar, vivos, inteligentes y desafiantes, y otros grises, profundos e incapaces de esconder nada. Ambos limpios, pero unos por desgracia, recuerdan mucho a otros que solo ocultan maldad. Un topo, capaz de actuar con tal habilidad, que nadie se da cuenta de lo que viene hasta que casi no tiene remedio. Un odio visceral por algo ocurrido hace muchos años. Algo que para una persona ambiciosa, vengativa, sin ningún sentimiento positivo ni capacidad de empatía, es más importante que el resto de objetivos y personas de su vida, más importante incluso que quien debería haber sido su más precioso tesoro, y a quien no duda en sacrificar con tal de hundir a aquel que osó enfrentarle y llevarse lo que consideraba suyo. Dos hombres con un pasado común, unos intereses empresariales similares y una capacidad para los negocios innata. Dos hombres que tan solo se parecen en eso, porque uno de ellos es todo un caballero y el otro sin embargo, pertenece a ese grupo de seres despreciables que nadie queremos cerca. Y en el centro de esa venganza, se encuentran como actores forzados, Skye y Ewan. Trabajar juntos para intentar salvar Danvers Inc, les hace descubrir la verdadera naturaleza del otro, hace que Skye se olvide de lo que creía el propósito de su vida y que no es más que algo que se había convertido en rutina, en parte de ella, pero que en realidad no es lo que quiere para su futuro; y Ewan consigue librarse de ese sentimiento de rabia y desconsuelo que le provoca Kendrick., un sentimiento que le hace actuar como una mala persona cuando en realidad es todo lo contrario. No me extiendo más, porque temo decir más de lo debido y restarle emoción e intriga a la historia. Si diré, que Joana tiene la capacidad de hacerme sentir sus con palabras, todas las sensaciones plasmadas en ellas, es algo que no todos los autores logran y creo que además, en este libro he pasado por todas; risa, llanto, miedo, intriga, amistad y sobre todo amor, amor en todos sus aspectos. |
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