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Con las ganas que tenía de leer esta novela... y reconozco que ha cumplido con nota mis expectativas. Volver al terror de la mano de este autor, desconocido para mí, ha sido una experiencia muy gratificante. . La trama te engancha desde el principio y se va desarrollando de manera gradual desde diferentes puntos de vista y de personajes, cosa que me ha encantado y le ha dado un plus a la historia. El hilo conductor que da cohesión a la novela es el diario del padre Lonehart, en el que Sam va a colaborar, y que luego vamos contrastando con el relato de Elisa. . No voy a contar nada del argumento que es evidente, pero si voy a decir que prácticamente todo se desarrolla en el hogar de Elisa, vivienda que al final toma el sobrenombre de Casa Negra por los acontecimientos sucedidos. . Los personajes no son numerosos y es de agradecer: los protagonistas son Elisa, su madre, el sacerdote y el monaguillo, y el demonio. Y los satélites son dos amigas de Elisa y el médico. ¿Mi favorito? Sam, el monaguillo, sin duda, porque pone el punto de humor en esta historia macabra. . Un relato al más puro estilo clásico de exorcismos con sus ritos e intentos de descubrir el nombre del demonio. Ni siquiera os lo voy a decir, pero al final del libro, el autor nos obsequia con una disquisición sobre él. Otro plus. . Sin ser una obra ambiciosa, pues no llega ni a doscientas páginas, es muy agradecida y, además, está bien escrita. Mantiene el ritmo, la tensión y genera momentos de angustia con escenas fuertes y duras, incluso algunas de contenido sexual ( ya sabemos cómo se las gastan los demonios). El autor consigue recrear perfectamente la atmósfera a través de nuestros sentidos para involucrarnos en las escenas: voces (oído), sangre (vista), hedor acre y azufre (olfato)... . Sin duda lo recomiendo, teniendo en cuenta que además es una edición muy bonita, con capítulos cortos y muy bien organizados. Se lee muy rápido y la inmersión en sus páginas es total. |