La dama del perrito

«La señora del perrito» de Chejov es una historia de amor adúltero con final abierto. Me recuerda a la película «Breve encuentro» de David Lean. Transcribo un hermoso párrafo: «Anna Sergeyevna y él se amaban como personas muy apegadas, como parientes, como marido y mujer, como amigos íntimos; a él se le antojaba que el destino mismo los había designado el uno para el otro. Era incomprensible que ella tuviera marido y él esposa. Eran como dos aves de paso, macho y hembra, que habían sido atrapadas y obligadas a vivir en jaulas separadas». La metáfora de las dos aves de paso atrapadas no puede ser más expresiva. Chejov nos regala una novela de adulterio en muy pocas páginas. Aquí no son importantes los cónyuges engañados, que son insignificantes y vulgares, sino los amantes que tienen que llevar una vida oculta para gozar de la plenitud de su amor. No nos presenta a la amante como una belleza incontestable sino relativa, bellísima a los ojos de su amante. Apenas la describe: «Cuando Gurov la vio se le encogió el corazón y se dio plena cuenta de que en el mundo entero no había ahora para él un ser más allegado, más querido y más importante. Perdida en el gentío provinciano, esta mujer pequeña, que nada tenía de notable, con unos vulgares impertinentes en la mano, henchía ahora toda su vida, era su pena y su alegría, la única felicidad que deseaba para sí…» Aunque el final es abierto, como apunté, intuimos la tristeza, la frustración, la desilusión que espera a la pareja.