La epopeya de Gilgamesh

Cuando eres fan de la música Metal, el panteón sumerio forma parte de tu mundo. Grupos y discos con nombres de deidades; canciones que cuentan sus hazañas, sus misterios, emocionan y atraen. Eso me llevó a leer sobre los sumerios y acadios, y claro, también sobre Babilonia (el Enuma Elish parece cartel de festival metalero). Así que Gilgamesh, Ishtar, Shamash o la ciudad de Uruk, ya eran viejos conocidos, pero nunca había leído la epopeya del tirón.

La importancia histórica de este texto es incuestionable. Se ha dado forma a este poema a través del estudio de las tablillas sumerias, acadias e hititas. La epopeya de Gilgamesh sigue siendo el primer poema épico del que se tiene registro.

Nada más y nada menos.

Gilgamesh, rey, héroe, medio humano y medio divino. Dos aspectos sobresalientes de esta historia son la amistad y la búsqueda de la inmortalidad. de la primera, Enkidu, creado para ser antagonista y pararle los pies a Gilgamesh, se convierte en amigo, compañero y cómplice de aventuras. de la segunda, los grandes problemas existenciales de la humanidad: el miedo a la muerte y a la intrascendencia en vida. Dos aspectos universales que, revestidos en ese halo fantástico, heroico y mítico, hacen de la lectura una delicia. Los huecos de la historia, esas partes perdidas o ininteligibles, aportan aún más carácter al texto. Carácter y misterio.

El contenido es tan valioso como el continente. Nuestros miedos, pasiones, deseos, los lazos que nos unen, son tan antiguos como el poema de Gilgamesh y nos sobrevivirán, y se escribirá sobre ellos hasta el día final de la humanidad.

Miramos al pasado y el pasado nos ofrece unas líneas en las que, algunos milenios después, seremos capaces de reconocernos:

'He aquí el lugar donde partiste, y he aquí tu destino final. No has de desechar las experiencias de tu viaje, sino, conviviendo con ellas, regresar a tu morada, descansar y reflexionar, para seguir mañana el curso de tu vida'.