Nuevo caso de esta detective que comienza con la aparición misteriosa de unos números pintados con sangre en diversos puntos de la ciudad. Lo que se inicia cómo un caso sin víctimas acaba siendo la obra de un asesino en serie que se ceba con mujeres pendientes de conseguir permiso de residencia. En esta ocasión se centra menos en las relaciones personales tanto de la detective cómo de su amigo el fiscal, dejando un poco de lado la vida personal de estos para centrarse en la de una de las víctimas y su padre. Me ha gustado mucho el final, tanto de la resolución del caso como en cuanto a la vida personal de Anne, la detective. Me ha quedado un poco cojo el desarrollo aunque ha mejorado mucho con el desenlace. |