POR FIN EN MARSHINGTON ABBEY

Es mi regreso al romance de época que primaba en mi adolescencia. Se ambienta en la Inglaterra de 1812 en forma de comedia de enredos ligera y bonita.

Lo que me atrajo en un principio fue que la protagonista, pizpireta y demasiado volátil para la draconiana educación de convenciones sociales dirigida a las damas en la que su madre insiste, suele escribir cartas secretas a un duque que luego nunca envía. Es su desahogo personal. Hasta que un día, un bienintencionado accidente pone en entredicho su reputación cuando una de sus cartas es enviada de verdad. ¡El escándalo!

Reconozco que esperaba otro derrotero para este incidente y que me gustara tanto como Amy Snow. Ha sido diferente en ambos aspectos, pero aún así, me ha gustado mucho la poco convencional protagonista, la doble perspectiva de los capítulos, la confusión de identidades, el pequeño caso de misterio y espionaje que enreda a los personajes en peligros por encima del ambiente campestre y la sempiterna lucha de clases y etiqueta que colorea cada página de este género.

Ninguno de los protagonistas es típico ni refleja las bondades defendidas en la época. Aunque Miranda es un poco mezquina con su hermana, compensa con su inocente espontaneidad y honestidad. El galán en cuestión se enamora por las mejores razones y, a pesar de su tozudez y doble vida, es valeroso y queremos que haga feliz a quien le merece.

Es divertida, dulce, romántica, y el té abunda para mi satisfacción. Podría leer más libros de esta autora.
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