Kiss & Cry: 63

Nunca había leído ningún libro que tratara el patinaje sobre hielo, pero sí que es un tema que me llamaba muchísimo la atención y puedo decir sin lugar a dudas que he flipado con cómo lo ha representado Andrea en esta historia: el dolor de ser los mejores, la competencia, las lesiones, el trabajo duro que hay detrás de cada salto y cada giro, la presión, en ocasiones la soledad, los sacrificios que se hacen por seguir en el deporte... Ha sido una pasada verlo todo a través de los ojos de Veronica y Micah.

En general todos los personajes me han robado un trocito de corazón, cada uno a su manera, pero todos ellos con su dulzura y su forma de ser tan genuina. Me encanta que se muestren tan humanos, frustrándose, cometiendo errores, celebrando los triunfos, luchando por la perfección, a veces brillando con fuerza y otros con su propia luz parpadeando porque el mundo acabe por doler demasiado. Micah especialmente es un trozo de pan, que lucha día a día por seguir manteniendo la sonrisa en su rostro a pesar de acarrear una enfermedad crónica, por el optimismo del que rebosaban sus capítulos y la dulzura que siempre tenía guardada para todos.

La forma de escribir de Andrea me gusta mucho siempre, en este libro tiene un tono mucho más ligero de lo que estoy acostumbrada a leer en sus historias, pero considero que encaja perfectamente con la historia que se relata, además de que hace que las páginas vuelen una detrás de otra sin apenas darte cuenta, siguiendo el salseo de las vidas de sus personajes y sufriendo con el corazón en un puño en cada uno de los entrenamientos y competiciones.

En fin, ha sido un libro que he disfrutado muchísimo, sus personajes han calado muy hondo dentro de mí y tengo muchas ganas de leer más libros con el patinaje sobre hielo como un protagonista más en la historia.