Corto en extension, pero abrumador por la desazón que produce, al más puro estilo de los “ cuentos infantiles “ de su época, donde campea, asienta sus reales y pernocta mas la tristeza que la alegría infantil, en una fría y desolada noche apenas iluminada por un rayo de lejana esperanza... como la llama efímera de un cerillo.
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