Basa

Basa significa, en euskera, salvaje, indómito, no civilizado. No imagino mejor título para esta novela pensando en su protagonista. Sabina es una mujer viuda que vive en un caserío vasco en compañía de su cuñado, Henry, al que tiene que cuidar porque ya es anciano y le han amputado una pierna. Sabina es dura, áspera, podría parecer que sin sentimientos; incluso con sus hijos se comporta de una manera muy fría y seca.

A la escritura de Miren Amuriza también le va muy bien ese adjetivo, basa, porque es muy directa y va al grano en lo que nos quiere contar. La escritora consigue con su novela una tensión que no se disipa en ningún momento. Sabina es como un cactus, no sabe tratar con la gente. Es seca y desagradable en muchas ocasiones y las situaciones que provoca su carácter hacen que el libro nos haga sentir siempre una gran incomodidad.

De Basa me han gustado sobre todo dos cosas: la primera es cómo la autora realiza continuos saltos al pasado de los personajes sin previo aviso, proporcionándonos piezas de un puzle que, aunque incompleto, nos da más datos de por qué Sabina es como es. Algunas de esas piezas nos hacen entrever que la protagonista no siempre fue así, que en su juventud tenía ilusión por lo que le esperaba en el futuro. Intuimos que la figura de una suegra déspota y nada cariñosa ha podido ser uno de los factores que han hecho que Sabina se recluya lejos del mundo y rechace cualquier contacto social.

También destacaría los pensamientos de Sabina, que se van intercalando espontáneamente en la narración y que a veces se nos hacen incluso divertidos cuando vemos qué hosca y dura puede llegar a ser.

En resumen, Basa es una novela corta bastante destacable que me ha dejado con ganas de seguir la historia. Me hubiera gustado profundizar un poco más en la relación de Sabina con sus hijos, sobre todo con la mayor, Ester, y que Miren Amuriza nos hubiera dejado seguir a esta mujer tan peculiar durante algunas páginas más.
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