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Hay un punto que la historia individual acaba convirtiéndose en colectiva. No me hacéis decir donde oí por primera vez esta frase, pero es un reflejo de "Yo pude salvar a Lorca" de Víctor Amela. Una historia donde a través de frase da nombre al libro, dicha por su abuelo Manuel Bonilla, el autor empieza una investigación entre los silencios del pasado para descubrir la historia de una España en guerra. Y lo hace entrelazando acontecimientos que hicieron que dos de sus antepasados (que hoy comparten mesa) se cruzaran años atrás uno a cada lado de la batalla, así como que las vidas de unas personas humildes formaran parte, de alguna manera, de la trágica muerte de Federico García Lorca. Una historia entre los parajes de una Granada de trincheras y una Barcelona peligrosa, las dos con un trasfondo cultural y artístico muy rico, que nos hace saltar de generación en generación recordando el pasado de muchas familias. Seguramente con rasgos de ficción y otros datos históricos, es un libro entretenido que se lee deprisa, aunque al principio cueste conectar con él. Dadle una oportunidad. |
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