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Irene es una joven estudiante de Bellas Artes que pierde a sus padres, su casa y todo lo que tenía en un incendio. Su amiga del alma, Ruth, y la familia de esta la acogen en su casa como si fuese una más de la familia. Obligada a dejar sus estudios, comienza a buscar empleo desesperadamente pero, sin experiencia ni formación, no encuentra muy buenas opciones. Ruth decide enviarle a su jefe el currículum de Irene y probar suerte sin saber que su jefe también se encuentra en una situación laboral delicada. Marcos ha estado trabajando muy duro durante años en la empresa y ahora se le presenta la oportunidad de poder acceder al ascenso que tan merecido tiene pero hay un gran inconveniente y es que el dueño de la empresa hotelera para la que trabaja tiene como requisito imprescindible que la persona que opte a ese puesto esté casado. Si hay algo que Marcos tiene claro es que no cree en el amor ni en el matrimonio, ni piensa hacerlo, pero ese ascenso bien vale un esfuerzo. Al ver el currículum de Irene, a Marcos se le cruza por la mente una idea y, como es tan impulsivo, casi sin pensarlo decide llamarla y proponerle un matrimonio de conveniencia con fecha de caducidad, hasta que su jefe se jubile y él consiga el ascenso, a cambio de una generosa cantidad de dinero que podría resolver la precaria situación de Irene temporalmente. Después de pensarlo y darle muchas vueltas Irene acepta con la condición de excluir el sexo del acuerdo, de manera que será una convivencia sin derecho a roce. Pocos días más tarde comienza la mayor aventura de la vida de ambos cuando Marcos llega vestido de motero al juzgado y se convierten en marido y mujer en una ceremonia civil íntima. Irene… Irene me ha traído de cabeza. Entendí sus miedos y reparos desde un primer momento. Es una joven de veintidós años muy tímida pero que cuando saca el genio se para el mundo, con algunos complejos porque no puede evitar compararse con otras mujeres, que se está descubriendo a sí misma todavía, con férreas convicciones y una vocación de artista que llena toda su vida sin necesidad de nada más. Conforme avanza la historia vamos viendo la evolución que tiene como mujer, artista, amiga… pero sin dejar de ser ella misma, conservando su esencia y sin incongruencias dentro de la trama. Y Marcos, mi querido Marcos. Es un hombre hecho y derecho, cabezota hasta decir basta, con unas creencias erróneas basadas en la educación y vivencia que tuvo con su madre cuando era pequeños que le han marcado a fuego por dentro. Es trabajador, impulsivo, apasionado, con un autocontrol impresionante, mordaz… pero con un gran corazón que, aunque repleto de contrariedades y prejuicios, es capaz de mover montañas. Y es que «el león no es tan fiero como lo pintan». El romance entre Irene y Marcos es bonito, va despacio, se hace de rogar. Estos dos personajes se van enamorando poco a poco, sin darse cuenta de lo que sienten el uno por el otro hasta que ya es tarde. Él ve a Irene como una cría que todavía está comenzando a vivir, a él le gustan las mujeres con curvas y que quieren lo mismo que él, divertirse y pasárselo bien un rato. Por otra parte, Irene lo tiene claro, el hombre de su vida tendrá que ser simpático, tierno, amable, cariñoso… un príncipe azul con el que compartirlo todo ya que ella no concibe el sexo sin amor. La tensión sexual y la química entre los protagonistas está presente desde casi el principio del libro aunque las escenas sexuales que aparecen en el libro son elegantes (cosa rara hoy en día) y suceden justo en el momento preciso desatando un sin fin de emociones. Los personajes secundarios son increíbles. Lía es la ayudante de Marcos y, entre ellos hay algo especial que se nota a simple vista y que genera incomodidad a Irene. Ruth es la mejor amiga de Irene desde que eran niñas. Los padres de Ruth, la vecina, Óscar, Rodrigo y Consuelo ayudan a que todas las piezas del puzzle vayan encajando formando un perfecto tapiz conforme avanzas en la lectura. Los momentos con el cerrojo, la llamada telefónica, la oca… han sido increíbles, se me saltaban las lágrimas de la risa. Ana Álvarez ha creado una historia repleta de sentimientos, pasión, humor, giros inesperados en la trama y que también habla de una realidad que, desgraciadamente, muchas personas en nuestro país están viviendo hoy en dia. Anoche no pude parar de leer y terminé el libro de madrugada. No pensé cuando comencé a leer que iba a atraparme y emocionarme tanto este libro. ¡Señor si me ha hecho sufrir Marcos! No he tenido la sensación de que me faltaba algo al leer como me ha sucedido en otras ocasiones con otros autores. He podido conocer a todos los personajes, el porqué de ellos y de sus historias a la perfección porque la autora hila tan fino cuando escribe, que no quedan lagunas ni dudas cuando terminas el libro. He disfrutado muchísimo de Sin derecho a roce y, sin duda, lo volveré a releer más de una vez. Enlace: http://leemosjuntos.es/sin-d.. |
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