Enemigo sin rostro

Para las largas noches de otoño e invierno no hay nada mejor que las historias de miedo. “Enemigo sin rostro” de Manuel L. Alonso nos trae tres de ellas. La más larga con el mismo título que el libro se basa en el clásico imagen de una casa abandonada encantada. Unos adolescentes deciden entrar en lo que se conoce como “la casa del crimen” y eso tendrá sus consecuencias. Perseguidos por el misterioso ente que habita la casa se enfrentarán a sus peores pesadilla. Pero... ¿pueden los fantasmas matar? ¿Es un fantasma? ¿Y si es un demonio? ¿En quién pueden confiar? ¿Dónde buscar ayuda? Una historia de miedo perfecta dónde con cada página crece la tensión. No os quiero revelar nada más, la tenéis que leer para saber si tiene un happy end o el destino de los chavales es más siniestro.
La segunda historia es una clásica historia de fantasmas. Paula consigue su primer trabajo de verano acompañando a una señora mayor, en “la casa de la loca”. Pero tanto la señora, como la casa, esconden un trágico secreto. ¿Estará Paula a salvo? Este cuento tiene unas 30 páginas, pero la ambientación y los sentimientos de Paula están plasmados a perfección. Se aprecia la mención de “Rebeca” de Daphne de Maurier, un bonito homenaje.
El último relato, “El coco” se aleja un poco de los dos primeros. Sigue siendo una historia de miedo, pero entraría más en la categoría de “slasher stories”, con sangre brotando a borbotones.
Sin duda es un libro bien equilibrado, dedicado al público juvenil, pero del que una persona adulta disfrutará también mucho. Me ha encantado y me ha dejado con ganas de más.