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Jillian lleva una vida perfecta, parece sacada de las revistas femeninas de lujo que lee de manera obsesiva. Su marido es un exitoso banquero y tiene una preciosa niña. Su ropa es deslumbrante, su casa está decorada a la última y ofrece comidas elegantes. Pero todo ello no es suficiente para ocultar la realidad. Su matrimonio se tambalea, el tedio invade sus días y empieza a preguntarse que habría sido de su vida si hubiera tomado otras decisiones. Una mañana Jillian despierta y advierte que ha retrocedido siete años en el tiempo. Su hija aún no ha nacido, ni se ha casado con Henry, sino que sigue con su ex-novio. Con toda la sabiduría que da la experiencia, puede volver a elegir. ¿Volverá a tomar las mismas decisiones o cambiará el rumbo de su vida? Este libro me gustó mucho, además vino en un momento en el que estaba un poco baja de ánimo y me ayudó bastante, te hace reflexionar sobre si lo que estás haciendo es lo correcto, lo que te hace feliz... Creo que todo el mundo a lo largo de su vida ha deseado retroceder en el tiempo y deshacer algún fallo o cambiar alguna cosa, no conocer a alguien, no hacer aquello... Y en esta historia conocemos a Jill, que aunque a ratos me ha caído regular precisamente por las decisiones, al final le cogí cariño, vas viendo su evolución y consigues meterte en su piel, abrumada por verse años atrás pero recordándolo todo, echando de menos su vida actual y a la vez intentando volver a hacer las cosas de otra manera, pensando que la vida le ha dado otra oportunidad para hacer las cosas «bien». Intentar recordar esos 7 años es imposible, asique sigue metiendo la pata, pero también revive cosas como si fuera la primera vez, y nos lleva a un final que, aunque lo esperaba quizá porque lo deseaba, al ir adentrándote en los sueños, deseos y decisiones de Jill, nos deja con las dudas de ¿Qué haría yo si me pasa a mí? En la vida real no se puede retroceder en el tiempo, pero nunca es tarde para tomar decisiones que nos hagan felices sin hacer daño a los demás. |
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