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Leí mucho a Isabel Allende hace unos 10 años. Llegué a la conclusión de que la prefería cuando escribía novela histórica y que su escritura era algo así como una caricia al alma: cálida, envolvente, apasionada, sensible y agradable. En aquel momento la leí hasta el empacho. Tras tanto tiempo creí que ya tocaba volver a ella. Largo pétalo de mar tiene todo para ser un novelón, un drama que te deje con el corazón encogido. La realidad es que me he quedado bastante fría. Y el problema principal es que no he reconocido la pluma de Isabel. Se me ha quedado en una clase de historia bien escrita, interesante a ratos, lenta en otros. No entendí el criterio tras los saltos de tiempo ni el orden de contar algunas cosas. Se veía que quería hablar de unos hechos concretos y el resto quedaba en el limbo. Me pareció desigual y me costó comprender el desarrollo y relaciones de algunos personajes (la mayoría). Un fiasco importante pero, lo quiero volver a probar con Violeta. Quizás ha cambiado con el tiempo, quizás la recuerdo mejor de lo que es (lo cual dudo) o quizás no sea el momento. |
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