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Este libro me ha encantado, porque me ha recordado al típico dicho de "chiquitito, pero matón". Se trata de un libro divertido con poco texto, pero la verdad, no se necesita más, puesto que las ilustraciones lo dicen todo. Así, nos presentan a un pez amarillo pequeñito, diminuto, con gafas, que casi podría considerarse indefenso y microscópico en el eterno océano en el que nadan otras especias mucho más grandes que él. El va tranquilo por la vida, mirando precavido por donde pasa, y soltando un suspiro de alivio cuando deja atrás a sus compañeros de agua que le ganan en tamaño. Hasta que un calamar (en comparación a él, gigante), decide jugar con él. Y cuando me refiero a jugar con él... hablo de torearle, chinchándole, poniéndole trabas, usándole a su antojo...es decir, a hacerle mil trastadas que el pececito aguanta sin saber como defenderse. Así, hasta dar el golpe final de querer comérselo. Y si lo pensáis... ¿qué posibilidades tiene un pez de su tamaño de salir de una situación como esa sano y salvo? Inicialmente podríais decir que ninguna, pero de eso va esta historia precisamente: de hacer ver que hasta los más pequeñajos guardan un as en su manga, tienen algo a su favor. Y esto es justo lo que le ocurre a nuestro amiguito, que el calamar va a dar su golpe final cuando.... ¡Pero mejor no os lo digo! Dejaré que os sorprenda cuando tengáis el libro en vuestras manos. Las ilustraciones del libro son básicamente en tonos azulados, para que no perdamos de vista al amarillo de nuestro pececito. Me parece, en su sencillez, una historia divertida y bonita, contada con humor, que da pie a que los niños y niñas que se consideran en una posición inferior, ya sea por su tamaño u otro aspecto, sean capaces de ver que siempre hay algo que les hace ingeniosos, astutos, o especiales, permitiéndoles darle la vuelta a la situación. ¿Sabremos encontrar y ver nuestro "algo" especial? Enlace: https://www.conpdeprimaria.c.. |
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