Todo lo que sé sobre el amor

No puedo ponerle buena nota a un libro que no he disfrutado en absoluto. No me ha divertido, me ha horrorizado la manera en que normaliza que la adolescencia y la veintena son para emborracharse, drogarse y tener rollos de una noche.

El blanqueamiento al alcoholismo y la drogadicción poniendolo como si fuese lo más divertido... que se emborrachó por primera vez con diez años. Y luego, todas esas locuras que me parecen más propias de una inconsciente que de una mujer adulta. Como lo de viajar a la otra punta del mundo con 30 libras, recorrerse 100km porque le faltaba cariño masculino, montarse en un bus y no saber dónde estas o directamente no recordar nada de las tremendas juergas que se pegaba.

Si me lo venden como ficción le daría un pase, pero un libro con el que "todas las milenials nos sentimos identificadas"... no. Entiendo que haya gente que sí, pero somos demasiado distintas. Aun así, super valiente la autora por exponerse de esta forma, pero, en términos de disfrute personal, nada. No puedo rescatar ni el capítulo de la terapia ni las reflexiones finales, porque estas últimos incluso te hacen sentir mal si te estás acercando a la treintena. Según Dolly se nos acaba la vida, chicas, no le hagáis caso.