DETRÁS DEL ESPEJO

Nos encontramos en esta ocasión ante una mezcla muy especial, un libro que pudiera calificarse como un thriller paranormal con un tipo de fantasía oscura muy original que viene a conformar una obra genuina y muy difícil de encasillar. En “Detrás del Espejo”, David Albalate nos ofrece un libro que en pocas páginas condensa un argumento muy amplio tocando tan diversos puntos que en algunas ocasiones pareciera que estamos ante tramas diferentes y, sin embargo, todo llega a confluir a la perfección y dando sentido a todos esos hilos que se van dibujando desde el comienzo. La novela puede llegar a ser verdaderamente inquietante, la oscuridad que proyecta no da tregua en una historia cuyo enigma se va descubriendo muy poco a poco (al mismo tiempo que la protagonista desentraña su propio misterio).

Desde pequeña Rachel ha tenido unos sueños muy vívidos, unas pesadillas que la trasladan a un mundo gris que sabe que es mucho más real que una fantasía onírica que pueda causarle angustia. En este lugar que ella denomina “La mala copia” se le confían secretos y detalles sobre crímenes que desearía no tener que conocer, además de tener la impresión de que parte de su alma va quedando en este entorno cada vez que lo visita. Ahora Rachel podrá indagar acerca del porqué de su no deseado don, ahondar en el misterio de su origen y tratar de combatir el mal que encierra; todo ello mientras no dejan de repetirse una serie de crueles asesinatos que parece incapaz de evitar.

Aunque reconozco que a veces me he llegado a abrumar ante la cantidad de información y la profundidad del origen del “Pozo de los Registros”, es muy meritorio el trabajo del autor a la hora de aunar los elementos de un thriller verdaderamente escalofriante con esos tintes paranormales que no dejan de crear una gran inquietud e incluso incomodidad (en el mejor sentido del término dada la oscuridad del argumento) a lo largo de toda la obra. de los personajes no se nos dice mucho más allá del propio misterio que rodea el don de Rachel pero ello contribuye precisamente a acrecentar esa atmósfera turbadora que tan maravillosamente crea el autor.

Hay que destacar toda la cosmogonía creada por David y la originalidad a la hora de construir todo ese universo en torno a la figura de “dios” y de su corte “celestial”. Si bien el escritor pudiéramos pensar que toma como punto de partida la tradición judeocristiana, enseguida nos damos cuenta de que básicamente se ciñe a la onomástica y pocos elementos más, puesto que a partir de ahí conforma una mitología completamente nueva y cargada de sorpresas. Y pienso que ya he desvelado demasiados misterios de los muchos que quedan detrás de ese espejo, de modo que la mejor manera de averiguar cómo pueden encajar todos estos elementos en una misma obra es adentrarse en sus estremecedoras y atrayentes páginas.