La historia nos habla de Evie, una mujer con epilepsia cuya vida cambió cuando encontró a Charlie, su perro de asistencia. Desde ese momento pudo marcharse a vivir sola, separarse de su familia tóxica y encontrar el trabajo de su vida entrenando perros de asistencia y juntándolos con sus nuevos dueños, que tanto los necesitan. Ya solo esto me parece muy original y visibiliza una enfermedad que no incapacita, pero sí supone ciertas limitaciones. La historia empieza cuando se reúne con Jacob y su hija de 10 años, que los engaña a ambos para poder tener un perro de asistencia y dejar de tener miedo a la epilepsia que le diagnosticaron hace poco. La relación no empieza con buen pie, pero ninguno de los dos puede resistirse al pequeño diablillo. Trata mucho el tema de la enfermedad y también el trabajo que se hace con los perros que se destinan a mejorar la calidad de vida de muchas personas. Lo hace desde una perspectiva muy respetuosa, con naturalidad y frescura. Y con dos protagonistas caninos que roban el corazón. El romance es también precioso y muy sano. Va evolucionando poco a poco, pasando primero por la amistad, con interacciones divertidas y entretenidas que hacen que todo resulte muy natural. Tocando mucho el tema de la familia desde polos que son casi opuestos. Y con personajes entrañables y bien construidos que adoras desde el principio. |