La colina de Watership

Después de tener este libro pendiente de leer durante años y años, por fin llegó el día de tacharlo. Puedo decir que no me ha defraudado ni un poquito, y eso que tenía muy altas las expectativas.
Me ha encantado formar parte de la conejera de Avellano y Quinto, aunque al autor se le haya ocurrido la idea de inventarse un idioma nuevo conejil y tuviera que estar buscando el significado en la parte final de libro en papel. Como las palaras se van repitiendo, al apuntarlas una vez, me ha sido más fácil seguir con la lectura según avanzaba.
Está escrito con una prosa maravillosa, y la trama es toda una montaña rusa, algunos capítulos son emocionantes, otros muy desagradables (humanos, guerra), y en otros, que haciendo “silflay”, he estado oliendo la hierba y las flores tumbada al sol.
Pero no sólo me han gustado los protagonistas de cuatro patas, Kehaar, que creo que es una especie de gaviota, es uno de esos personajes que no es fácil olvidar, ha sido todo un placer conocerlo.
Escuchar las historias de los conejos como hacemos las personas con los niños por la noche me ha parecido una genialidad, aconsejo esta lectura a aquellos que gusten, quieran y puedan, un libro duro, con partes crueles y otras partes sosegadas, lleno de valores: amistad, valentía, verdad… todo lo bueno que tienen los conejos y que los humanos deberíamos no olvidar.