Llevaba tiempo, mucho tiempo con este libro en la estantería, deseando leerlo pero nunca encontraba el momento propicio. La sinopsis me llamó en su momento mucho la atención; parecía que sería ese libro que no te deja soltarlo hasta acabarlo. Pero sólo lo parecía. La historia empezó muy bien: una estudiante universitaria, Darby, se queda atrapada en medio de una tormenta de nieve en una inhóspita estación de servicio de mala muerte, junto con un grupo de desconocidos. Y de repente descubre que uno de ellos, ¿cuál?, tiene secuestrada a una niña. Pero a medida que avanza la historia el interés empieza a decaer; no se si porque la protagonista cada vez me caía peor (menuda niñata insoportable), porque la autora no se decidía en qué personalidad darle al malo (¿listo o tonto? ¿hábil o torpe?) o porque se empeñó en utilizar varios puntos de vista en una historia que pierde en el momento en que cambias la forma de mirarlo. |