Vidas provisionales

En la Rumanía de Ceausescu, en un entorno hostil, gris, triste, y donde la mitad de la población parece tener miedo de la otra mitad, Sorin y Letitia se enamoran. Sus anodinas vidas de funcionarios de aquel Estado mastodóntico se ven diferentes cada vez que quedan para amarse en una sórdida habitación de hotel. Pero así debe ser para tener oculta una relación adúltera (de ella) y posiblemente inconveniente (para ambos) Porque todos están bajo el control, no sólo de la policía política del régimen, también de sus propios compañeros: nadie se fía de nadie, a saber de qué pueden enterarse.
Pero ambos buscan cosas distintas: Sorin amor, a pesar de estar muy marcado por la rebeldía ante una sociedad que no comparte ni entiende, de ahí siempre sus protestas que pretende compartir con Letitia, sin mucho éxito.
Letitia, abocada a la desesperación por un matrimonio que no funciona, soportando un marido que la agrede física y psicológicamente, por eso los momentos que pasa junto a Sorin son una válvula de escape, su momento zen... ¿Qué demonios importará lo que hace el jefe supremo, o si entregará los informes a tiempo? Ella quiere amor, pasión, olvido, belleza. Si, quiere escapar de su marido, de su matrimonio, de su país...
Además de una historia de amor, Adamesteanu pasa revista a diferentes períodos de su país guiada por las familias de los dos protagonistas, en un momento (años setenta) en que los orígenes familiares podían considerarse un motivo de encarcelamiento, o por lo menos un motivo de sospecha, por eso ninguno de los dos quiere airear su pasado. Qué triste debe ser no poderse fiar siquiera de la persona a la que amas.
Interesante novela, con unos personajes muy bien construidos y a la vez un magnífico repaso histórico.