El árbol del ahorcado

De vuelta a las calles
Peter Grant ya es un miembro más de la Locura, además, es el encargado de redactar los protocolos que ha de seguir la policía en los casos de los halcones. Pero, ¿qué haces cuando todo esto está en construcción y tienes un caso donde una fiesta de niños pijos se desmadra? Pues a priori nada, excepto porque las drogas de la fiesta son de índole muy muy sospechosa y una de las asistentes es la hija de uno de los ríos de Londres. Empieza bien la semana para Grant.
Continuamos con el mundo de ese Londres mágico y que cada vez rezuma más magia con la sexta entrega de las historias del agente de policía Peter Grant. En esta ocasión, ya le veremos incorporado al cuerpo de la policía e integrado (quizá demasiado) con el mundo mágico que le rodea. Bien es cierto que no he leído el intervalo de la primera a esta, pero he disfrutado muchísimo la historia, ya que, siendo autoconclusiva, te deja también perlas de las anteriores para que te pique la curiosidad.
En concreto, en el caso que nos trae hoy aquí veremos cómo la historia de gran villano El Hombre sin Rostro avanza, ya que es la tercera vez que se cruzará con Grant. Pero es que, además, en su camino se cruzará también mucho del contenido del primer libro y eso lo he disfrutado como una enana. A falta de uno, está bien tener tres objetivos policiales y al menos otros tres seres mágicos que te odian y van tras de ti. Peter no gana para disgustos.
Historia y ritmo
Pero como decíamos, la historia se centra en una fiesta de adolescentes que se ha desarrollado en un edificio de lujo. Ya es raro porque el edificio tenía protección, pero es aún peor cuando se comienza a investigar mejor el caso: participantes mágicos, drogas mágicas, traficantes mágicos, vamos que ahí no había nada de nada normal. Así que Grant acude y comienzan a llamarle un montón de personas: un contrabandista de objetos mágicos, alguna vieja conocida, personas que practican la magia de otro modo… Y de ese totum revolutum el lector disfrutará de todo, porque la narración que hace Aaronovitch es muy ágil, divertida y nos ofrece un mundo con sus propias claves, al estilo de Prattchet, por ejemplo.
No obstante, si cabe decir que nos sigue pasando. El localismo del autor a veces pesa en la trama y en la agilidad del libro. Es cierto que es una representación de cómo es el protagonista, del que hablaré ahora, pero también es verdad que las descripciones sobre Londres, tan precisas y detalladas, y las referencias a elementos de la cultura diaria inglesa a veces hacen que el lector extranjero se agote un poco.
Un carácter especial
De todos modos, más allá de este pequeño bache, la trama y la narración son muy divertidas y están muy bien sostenidas por su protagonista. Como ya sabemos, Peter Grant es un policía al que podemos llamar despistado o simplón, pero que en realidad deberíamos cambiarlo por meticuloso y pragmático. Lo cierto es que Peter nos saca la sonrisa porque piensa lo impensable por la gente común y se fija en el detalle que siempre pasa desapercibido.
Eso sí, no siempre todo le sale bien y, de hecho, diría que en esta entrega efectivamente nada le sale bien. Es increíble cómo en una trama policial nos gusta y deja conformes que al protagonista los malos se le escapen y que, aunque sea capaz de anticipar el desastre, este siempre ocurra. Peter es único y dentro de ello hace que la narración, aparte de divertida, sea especial.
Es verdad, también, que no podemos olvidar al resto de personajes (Ninghtingale, Beverly, Ty, etc.) ni, por supuesto, a nuestros queridos Ríos de Londres, que no hace sino enriquecer la trama, intrincarla y ampliar el mundo de este Londres que tanto tiene que darnos aún.
Una saga con mucha tralla
La verdad es que mi primer acercamiento a Ríos de Londres fue de curiosidad, a ver por dónde sale esto. Hace unas semanas os hablaba de esa primera historia y del descubrimiento que ha sido para mí. Con esta sexta parte, no solo continúo recomendándoos las novelas de Peter Grant, sino que además os insto a que os las leáis. En esta el mundo ya está formado, he podido ver la madurez (un poquito, jajaja) de Peter y he podido ver las debilidades de los personajes que parecían inquebrantables y ha sido genial. Cada página ha sido un descubrimiento que me sacaba una sonrisa de sospecha, de reto que abordar y desentrañar.
En definitiva, una obra y saga que os recomiendo, que disfrutaréis mucho porque, al final, lo que importa es que nos llegue y nos divirtamos con ella y Aaronovitch lo consigue. Acompañar a Peter por las calles de Londres, ver sus tropiezos y sus ideas brillantes que casi aparecen por casualidad es una gozada. Espero que os guste.

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